Doménico es un tipo sensible, con la mixtura perfecta entre tecnicismos ridículos y la inspiración artística (a veces desmesurada) que corre por sus venas. Hijo de padre empresario y madre bohemia. La soltura económica y la herencia de los mejores contactos le permitieron llenar su valija de puras experiencias. Excéntrico y apasionado. Mordazmente simpático. Doménico es un agasajador serial de la amistad y del buen comer. Disfruta del tiempo con paciencia. Y tiene la destreza de zambullirse como un autómata tanto en un proyecto de diseño industrial como en la sutil misión de cortar en juliana con la mejor técnica culinaria. En contraste y contraposición se deleita con el disfrute de una copa de buen malbec o simplemente con amanecer para meditar sin cronómetro. Doménico es un distinto. Un tipo de mundo. Un diseñador de reconocida excelencia. Un observador nato. Misterioso, pulcro, obsesivo. Amante del placer. Un referente al que todos miran de reojo e intentan imitar. La inspiración para el diseño de su casa fueron sus múltiples viajes y vivencias. Quería que su «HOGAR» fuera una aventura en sí misma. Eso nos inspiró a materializar esta experiencia, para que «VIVIR EN LA CIUDAD» no nos quite el privilegio de sentir y disfrutar de la naturaleza.