Pensamos este espacio como un lugar que materialice el concepto de “me time”. Un espacio en el que podamos hacer un paréntesis para ser nosotros mismos. Sin máscaras, sin vestidos, sin pudores. Donde nuestro cuerpo sea el invitado. Optamos por un diseño en tonos oscuros, que ofrezca intimidad y atemporalidad. Texturas y reflejos que despierten todos los sentidos del cuerpo que las toca. La cuarcita, que fusiona lo sólido y lo transparente, se convierte en protagonista. La piedra, la madera, el metal, son elementos de la naturaleza que están evocados por materiales cuidadosamente elegidos para resignificar un espacio tradicionalmente funcional y convertirlo en una experiencia. Quisimos que habitar el lugar más íntimo de la casa sea un ritual, un momento de recogimiento. Una invitación a la pausa.